Han sido unas semanas convulsas para CrossFit, pero en especial, para su fundador y dueño, Greg Glassman, a quien no paran de «crecerle los enanos». Tras el polémico Tweet que enfureció a la comunidad, en alusión al asesinato de George Floyd, la cosa parece enturbiarse cada vez más.
Según ha revelado The New York Times, Greg Glassman, y algunos de los trabajadores de CrossFit Inc., habrían fomentado -presuntamente- el acoso y la cultura sexista de manera continuada en la compañía.
Las entrevistas realizadas a ocho ex empleados, y cuatro atletas de CrossFit con fuertes vínculos con la marca, revelan una cultura plagada de conversaciones directas y vulgares sobre las mujeres, centradas en el «trato de despectivo» sobre las mismas.
Las claves de estas graves acusaciones
La historia viene de lejos. Tras los acontecimientos anteriores, origen de toda la polémica, Glassman realizó una llamada en Zoom en la que decía a sus empleados que «no estamos de luto por George Floyd, no creo que yo o ninguno de mis empleados lo sean».
Además, esta contestación al Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud, provocó la huida de sponsors, afiliados y patrocinadores importantes como Reebok, aunque para este último fue oportunismo en su decisión.
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También se suman a esta historia las graves acusaciones como las Andy Stumpf, también en la misma línea de mal comportamiento del dueño de CrossFit Inc. Pero, ¿por qué sale todo esto ahora?
No ha sido sorpresa para muchos
Los antiguos empleados de CrossFit HQ «se mostraron sorprendidos de que su caída estuviera vinculada a las acusaciones de racismo. Habían asumido que la razón sería el acoso sexual rutinario y desenfrenado». Sin duda, unas gravísimas acusaciones que de ser verdad, y de poder demostrarse, enfrentarían cargos penales severos.
Este supuesto comportamiento ha sido corroborado por antiguos empleados
«De acuerdo con la docena de entrevistados, Glassman, de 63 años, ha degradado verbalmente a las mujeres. En alguna ocasión, ha llegado incluso a pillar la cámara de su teléfono para tomar fotos de sus senos mientras viajaban con él por trabajo (a veces presionándoles para que consideren compartir habitaciones de hotel o casas prestadas con él)», afirma el NYT.
Debido a que la mayor parte de esta conducta lasciva y el «debilitamiento sistemático de las mujeres» ocurrieron a la «intemperie», las empleadas «temían que hablar les costara sus puestos de trabajo».
NEW — At CrossFit, Inc., sexism was a feature not a bug.
The wifi password at a CrossFit company office in San Diego, and at co-founder Greg Glassman’s home, was “wetpussy.” https://t.co/lE2fFTsnp0
— katie rosman (@katierosman) June 20, 2020
Compró el silencio de una ex empleada
Según el NYT, Glassman pagó un acuerdo financiero en 2012 para evitar que se presentara una demanda por acoso sexual contra él, en concreto de su ex empleada Julie Kelly.
Además, añaden las declaraciones de Andy Stump, ex Navy Seal -con cinco medallas de bronce y un Corazón Púrpura-, su conductor por aquel entonces: «estábamos en el auto y él se estaba riendo. Le pregunté por qué estaba de tan buen humor y dijo: ‘Finalmente terminé con la mierda de Julie (en referencia al caso); Tuve que pagarle a esa pu** ‘».
La ex esposa de Glassman también opina
Lauren Jenai, la ex esposa del Sr. Glassman, también fundadora de CrossFit, dijo que «los empleados y los atletas describían con precisión la atmósfera corporativa que presenció antes de divorciarse del Sr. Glassman en 2013».
Además, agregó que «si no estuvieras de acuerdo con Greg, estarías condenado al destierro, especialmente si fueras una mujer». Continua, «para mí, el problema más grande es la cultura detrás de él. Si hablas, estás fuera. Lo he visto de primera mano, una y otra vez».
«Es el padre de mis hijos. Me importa Greg y CrossFit, pero esto debería abordarse», donde incluye la mención a la famosa contraseña -despectiva- que se compartía en la oficina.
Cabe destacar como, ahora, Lauren y un grupo de inversores han realizado una oferta a CrossFit Inc. para tratar de comprar la compañía, por lo que quedan en el aire la veracidad de algunas cuestiones, a menos que se demuestre lo contrario.
«Mi interés e intenciones se basan únicamente en querer ayudar con los problemas actuales que CrossFit enfrenta. Me contactó una compañía de inversión que quiere respaldarme en la compra de CrossFit. Sería una solución muy elegante, pero no quiero ver que esto se malinterprete», añade.
La respuesta de CrossFit Inc.
A través de una portavoz de la marca, Glassman ha negado tal conducta. Dicha portavoz ha comunicado que Glassman «la ha tratado con respeto».
Además, sugieren que «las personas que hablan en contra del Sr. Glassman lo hacen para disminuir el valor de su empresa y luego comprarla», en relación a la oferta y las especulaciones de la co fundadora y ex mujer de Greg.
«Hay un esfuerzo colectivo para devaluar la empresa y comprarla por sobras (devaluación)», añaden.