La asertividad es un concepto que ha ido recibiendo más atención en los últimos años pero, ¿sabemos realmente qué es? Lo oímos en la radio, lo leemos en artículos y nos dicen que hay que «ser asertivo». Nosotros estamos de acuerdo pero, ¿por dónde empezar?
Pues por el principio: definamos la asertividad. Es un constructo que está rodeado de un halo de misticismo y desinformación por lo que vamos a intentar esclarecerlo. Se trata ante todo de una habilidad social. Esta habilidad nos permite defender nuestros derechos y deseos sin desmerecer los derechos y deseos ajenos.
Pero, ojo, ser asertivo no es montar un escándalo público cuando te traen el café con leche entera y no desnatada. Y tampoco es ceder a las peticiones de todos sin oponer ninguna resistencia. Ser asertivo excluye por completo la agresividad y la sumisión.
La comunicación asertiva
Resulta bastante evidente que la asertividad es muy ventajosa en la interacción humana. Nos permite proteger nuestros derechos sin dañar las relaciones con los demás. Pero sigue siendo estando ausente para la población general; y es que la comunicación asertiva es tremendamente difícil de llevar a cabo.
En la carrera nos dieron las claves para diseñar un mensaje asertivo. Antes de nada, quiero dejar claro que son orientativas y que cada uno puede adaptarlo a sus propios manierismos. También os digo: habrá puntos clave que deben incluirse sí o sí.
Claves del mensaje asertivo
1. Describir la situación de la forma más precisa posible y SIN emitir juicios de valor.
2. Mostrar comprensión de actitudes o sentimientos del otro.
3. Mensaje «yo». Describir cómo te has sentido, usando emociones de verdad. Nada de: es que me pone de mala leche, me tiene hasta las narices, etc. sino «me enfada», «me da miedo»… Habla de ti y de tus emociones; no atribuyas culpas al otro.
4. Proponer alternativas de acción: si piensas que las cosas se podrían haber hecho de otro modo, este es el momento de decirlo.
5. Agradecer que te hayan escuchado.
Veámoslo con un ejemplo:
Estamos en una competición por equipos y del siguiente evento depende que entremos o no en la final. Tenemos que quedar por delante del equipo que tenemos a nuestra derecha.
Salimos con una estrategia consensuada para partir los sets y mantener la intensidad necesaria. Pero cuando empieza el evento los rivales salen como alma que lleva el diablo. Varios de tus compañeros se dejan llevar por el pánico y pretenden seguir al rival. Tú intentas ceñirte al plan inicial y recordarles cuál era el objetivo. Pero no funciona. En los movimientos sincronizados recibís no-reps y tus compañeros rompen motor cuando aún queda trabajo por delante. En el último momento, el rival acaba venciendo y quedáis fuera de la final.
¿Cómo lo abordas?
PREMISA FUNDAMENTAL: Si la intensidad de tu ira es demasiado elevada (tienes tendencia a chillar, a estar más agitado y a perder el control) espérate para hablar. Date una vuelta, que bajen las pulsaciones y después vuelves con asertividad a exponer tu punto de vista.
1. Describir la situación. Habéis perdido un evento que era clave para vuestras aspiraciones pero debes explicarlo de la forma más clara posible y SIN emitir juicios de valor. «Hemos perdido un evento importante» > «Nos habéis fastidiado el evento»
2. Mostrar comprensión de actitudes o sentimientos del otro. Lo cierto es que tus compañeros lo han hecho porque probablemente hayan sentido miedo. Ellos querían ganar tanto como tú pese a que no hayan tomado la mejor decisión.
3. Mensaje «yo». No seguir el plan que habíais decidido entre todos te ha hecho sentir decepción, ira, tristeza… habla de TUS emociones y, de nuevo, no emitas juicios de valor. «No haber seguido la estrategia del equipo me ha hecho sentir mucha frustración porque era algo que habíamos planeado entre todos» > «Me toca las narices que os huyáis fumado la estrategia solo porque los del al lado se han venido arriba»
4. Proponer alternativas. Para situaciones futuras, quizá lo mejor sea seguir el plan hasta el final. Tenéis la experiencia y la calidad necesarias para conseguir vuestras metas si sois consistentes y mostráis cohesión. ¡Díselo!
5. Agradecimiento. «Gracias por vuestro esfuerzo sobrehumano y por intentar llevarnos a lo más alto.» > «Iros a la mier…»
Imagina que eres uno de los que había abandonado el plan inicial y te hablan así después de cagarla y fastidiar a todo tu equipo. ¿Qué tal te sentirías? Pues mejor que si se dedican a maldecirte, a chillarte y a recordarte una y otra vez tu error, ¿no?
La asertividad: nuestra gran tarea pendiente
Como seres intensos que podemos ser a veces, la asertividad puede convertirse en una misión imposible. Pero precisamente cuánto más difícil resulte, más importante es que lo intentemos.
El conflicto es inevitable por lo que debemos encontrar la manera de resolverlo sin dañar al de enfrente y sin dejarnos dañar. Habrá veces que mi coach me vea capaz de ponerle más peso a la barra pero yo no me sienta en condiciones. O veces en las que mis compañeros me digan que es mejor que escale el WOD y yo considere que puedo sacar el estímulo necesario si voy Rx.
Tienes derecho a equivocarte, a confiar en ti, a conocer tus limitaciones. Igual que los demás. Así que, ¡usa tu asertividad! No tengas miedo de contradecir a otros (sin agresividad, sobra decir).
El CrossFit es un buen lugar para ser asertivo porque es un ambiente generalmente positivo. La práctica nos servirá para cuando lo tengamos que usar en situaciones más estresantes (las que se producen fuera del box).