Las vitaminas, ese micronutriente tan mediático y conocido por la población. Y no es para menos, ya que son fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo pues juegan un papel clave en nuestro metabolismo, en nuestro sistema inmune, sistema nervioso, sistema digestivo, articulaciones.
Por ello mismo, cuando existe un déficit nutricional de alguna vitamina suele tener un efecto notorio y perjudicial sobre; nuestra salud, véase el caso del escorbuto provocado por un déficit de vitamina C; y sobre nuestra calidad de vida, al sentirnos más apáticos.
Sin embargo, las vitaminas son acalóricas. Es decir, no nos aportan energía, es curioso ¿verdad?
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Este es uno de los motivos principales por los cuales los nutricionistas vemos un gasto innecesario el comprar vitaminas buscando simplemente «revitalizarte». Sin embargo, en el mundo deportivo, puede haber una mayor demanda de estas vitaminas que precisen de suplementación en algunos casos.
Entonces, ¿por qué si tenemos un déficit de vitaminas nos podemos encontrar con menos energía? Esto es debido a que las vitaminas actúan en los procesos de obtención de energía, pero no aportan la energía en sí misma.
Para hacer un símil muy básico, las vitaminas podrían ser los trabajadores de una fábrica: ayudan a que se haga el trabajo (energía), pero si no hay trabajadores (vitaminas) o trabajo por hacer (debido a una mala alimentación) podremos tener estos síntomas de apatía, entre otros.
Una vez sabido esto, debes conocer que existen diferentes tipos de vitaminas, cada cual con sus funciones específicas. Podríamos dividirlas según su composición:
- Vitaminas liposolubles: Vitaminas A, K, E y D.
- Vitaminas hidrosolubles: Vitaminas del complejo B y la vitamina C.
Una gran diferencia es que las vitaminas liposolubles se almacenan con mayor facilidad en nuestro organismo que las hidrosolubles, por lo que no sería «necesario» ingerir diariamente la cantidad optima de estas vitaminas, a diferencia de las hidrosolubles que solemos «necesitar» una ingesta prácticamente diaria debido a que se almacenan peor.
Esto no es un problema ya que llevando una alimentación completa contaremos con todas las vitaminas. Sin embargo, si llevamos una alimentación incompleta o tenemos un patrón alimenticio concreto pueden surgir déficits.
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Dentro de las vitaminas encontramos la vitamina hidrosoluble B12, la podemos encontrar principalmente en alimentos de origen animal y en la carne. Cuenta con funciones muy importantes en nuestro sistema nervioso y cardiovascular.
Es complicado tener un déficit de esta vitamina, sin embargo, tenerlo puede provocar anemia megaloblástica (puede ser difícil de revertir), neuropatías e incluso aterosclerosis. Por ello es importante que algunos grupos de población presten atención a esta vitamina.
¿Qué poblaciones se ven afectadas?
Principalmente aquellas poblaciones que no consuman carne o alimentos de origen animal, como poblaciones vegetarianas o veganas, se van a ver expuestas a sufrir un déficit de vitamina B12.
Se ha hablado de que algunas algas cuentan con una cantidad elevada de esta vitamina y que podría aportar la cantidad diaria suficiente, pero la realidad es que la absorción es mucho menor a partir de estos alimentos.
Por lo que en estos casos sería interesante la suplementación de vitamina B12 diariamente para evitar complicaciones.
Vitaminas y deporte
Como hemos comentado, las vitaminas ejercen importantes acciones para el correcto funcionamiento de nuestro organismo y, por lo tanto, también son imprescindibles para un correcto rendimiento deportivo, interviniendo o participando en diferentes áreas como el metabolismo muscular, energético u óseo.
Dentro de estos grupos de vitaminas, podemos desgranar cuales de ellas tienen una participación más relevante para el rendimiento deportivo. Y esto no significa que las demás no tengan tales funciones, ya que todas son necesarias.
Vitamina D
La vitamina D es, posiblemente, una de las vitaminas más interesantes que forman parte de nuestra alimentación. Una peculiaridad de este nutriente es su forma de captación, ya que mayoritariamente absorbemos la vitamina D a partir de los rayos solares. Es decir, es un «nutriente» el cual su ingesta no es lo más importante para captarlo.
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Es por ello por lo que, en algunos territorios geográficos, concretamente los del norte, existe un mayor riesgo de déficit de vitamina D, debido a la baja exposición solar que hay durante la mayor parte del año.
Sin embargo, pese a estar en una zona geográfica con una buena exposición solar, también puede existir este riesgo si la persona no sale a la calle o no es capaz de exponerse a los rayos de sol. En este punto, lo ideal es recurrir a soluciones como las que ofrece la farmacia valenciana Ribera, con suplementación de ayuda para superar este déficit.
¿Por qué es importante? La vitamina D interviene en los procesos de absorción y fijación de calcio en los huesos. Además, garantiza el buen funcionamiento del sistema nervioso y participa en la regulación del crecimiento celular. Esto la convierten en una vitamina para tener en cuenta, pues va a ayudarnos a tener un rendimiento deportivo óptimo.
Vitamina C
La vitamina C es una gran aliada para nuestro organismo y nuestro rendimiento deportivo.
Siempre se le ha dado un rol en nuestro sistema inmune, y es cierto que cumple unas funciones que permiten un correcto funcionamiento del mismo, pero en lo que a rendimiento deportivo se refiere puede ayudarnos, sobre todo, en lo siguiente:
Propiedad antioxidante
El deporte genera una gran cantidad de metabolitos y compuestos celulares. Además, somete a un estrés elevado nuestro organismo y a la fabricación de radicales libres, generados tras la demanda elevada de oxígeno y su oxidación por parte de los tejidos durante la práctica del deporte.
Estos radicales libres pueden tener un efecto dañino en las estructuras musculares. La vitamina C puede contribuir a la amortiguación de esta oxidación que ocurre, favoreciendo tanto la recuperación como el mismo rendimiento.
Como hemos comentado, la Vitamina C está dentro del grupo de vitaminas hidrosolubles, por lo que su ingesta debe ser prácticamente diaria.
Vitamina E
La vitamina E parece ser eficaz para combatir el daño muscular producido en deportes de resistencia o fuerza, además de disminuir la fatiga muscular y favorecer la pronta recuperación. Sobre todo, puede ser debido a su acción como antioxidante, similar a lo que ocurre con la vitamina C.
Finalmente, nuestro tejido muscular sufre menos y se recuperan mejor, el rendimiento podrá mejorar notablemente.
Vitaminas del complejo B (B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 Y B12)
Son esenciales en cualquier disciplina deportiva, ya que intervienen directamente en procesos fisiológicos con el objetivo de obtener energía, favoreciendo el proceso de metabolización de los hidratos de carbono a glucosa y ésta en energía.
Un correcto funcionamiento de este proceso es muy influyente en el rendimiento directo del deportista. También intervienen en el refuerzo del sistema inmunitario y en la mejora de la absorción de macronutrientes.
Por lo tanto, las vitaminas del grupo B son esenciales para un correcto funcionamiento del organismo y para el rendimiento deportivo.
Este complejo vitamínico es hidrosoluble, por lo que su ingesta debe ser prácticamente diaria. Sin embargo, aunque es muy sencillo llegar a las cantidades que nuestro cuerpo necesita a través de los alimentos, también son muy lábiles y pueden «perderse» en la elaboración de las recetas.
Conclusión
Pese a que muchas de estas vitaminas podemos acceder a ellas mediante la alimentación, si por motivos digestivos, patológicos o de patrón alimenticio no consigues llegar a las cantidades diarias recomendadas, siempre puedes optar por la suplementación de estas vitaminas para asegurar su ingesta. Siempre y cuando te lo haya recomendado un profesional, tanto su toma como su uso.
